Fernando Zunzunegui
La Fundación Finanzas y Salud (Finsalud) es una fundación de interés general cuyo fin es la mejora del bienestar en el entorno financiero, en todas sus facetas, tanto en el bienestar físico y mental como en el bienestar patrimonial vinculado a la seguridad jurídica.
El bienestar es un valor constitucional de nuestro Estado de Derecho. Los poderes públicos deben promover el bienestar de la tercera edad. La ley debe establecer la participación en la actividad de los organismos públicos cuya función afecte al bienestar general. Ya la Constitución de Cádiz de 1.802 consideraba como propósito del Gobierno que «el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen». El propio Estado se califica de Estado del Bienestar.
Según la OCDE la educación financiera va más allá del suministro de información y orientación financiera pues trata de “mejorar el bienestar financiero». Esta es la visión que compartimos desde Finsalud. Buscamos poner en pie, dar firmeza al consumidor financiero, que pueda decidir con conocimiento de causa, saber cuándo acudir a la orientación de un asesor financiero y como reclamar en caso de que se presente algún problema. En suma, lograr que se sienta seguro en el mercado financiero. Hay que evitar la anomia, es decir la situación que deriva de la carencia de normas sociales o de su degradación, un trastorno que impide llamar a las cosas por su nombre. El desarreglo que causa en el patrimonio financiero el fraude o la mala praxis afecta a la salud física y metal de los consumidores financieros. Un problema de salud que también puede afectar a los empleados de las entidades financieras. La confianza es recíproca y su ruptura afecta a las dos partes de la relación. Tras el estudio del impacto en la salud de los clientes de los fraudes financieros entramos ahora en una nueva etapa en la que Finsalud patrocina la investigación sobre la salud de los empleados de banca en un entorno de presión comercial y de reconversión digital.
No menos importante es lograr seguridad jurídica en el mercado financiero. Las finanzas requieren una regulación clara basada en la transparencia de los riesgos y en la adecuación del servicio a los intereses del cliente. El consumidor debe saber cuales son sus derechos y obligaciones, pero al mismo tiempo hay que facilitar el cumplimiento normativo a las entidades. También hay que reivindicar el papel de las autoridades en la protección del cliente financiero. De este modo, con seguridad jurídica podremos superar los continuos contenciosos, mejorar la reputación de la banca y lograr que los consumidores alcancen el deseado bienestar financiero.