FinSalud

Entrevista a Andreu Missé, patrono de Finsalud

Missé alerta de que la pérdida de empleo es uno de los factores que más contribuyen a generar problemas de salud mental, aumentando la ansiedad y la angustia.

El confinamiento establecido para hacer frente a la propagación de la pandemia está afectando a la población de forma muy directa. Las consecuencias de esta situación abarcan factores económicos, sociales e, incluso, de salud.

Andreu Missé, patrono de Finsalud y fundador de la revista Alternativas Económicas, reconoce que los profesionales sanitarios se enfrentan a un riesgo tanto para su salud en general como por su salud mental.

Pregunta. ¿Cómo considera que afectará la crisis sanitaria y, especialmente el confinamiento, a la salud mental de las personas? ¿Cree que aumentará la demanda en la atención psicológica de algunos sectores de la población?

Respuesta. La crisis sanitaria del coronavirus y las medidas de confinamiento aplicadas para afrontarla están ocasionando serios problemas de salud mental a muchas personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que el Covid-19 está afectando a la salud mental ahora y continuará haciéndolo en el futuro. Un estudio internacional liderado por Open Evidence, empresa impulsada por la Universitat Oberta de Catalunya, revela que la salud mental de un 46% de los españoles está en riesgo por el coronavirus. En Wuhan, origen de la epidemia, el 53 % de la población ha recibido atención psicológica.

P. La crisis del COVID-19 está provocando graves problemas a nivel económico. Además, las previsiones del Banco de España y el FMI no son alentadoras para los próximos meses. ¿Cómo cree que afectará la situación económica y laboral a la salud de las personas?

R. La pérdida de empleo es uno de los factores que más contribuyen a generar problemas de salud mental. Aumenta la ansiedad y la angustia de los desempleados. Hay que tener en cuenta que la suma de los nuevos parados, los trabajadores afectados por los ERTE y los autónomos con prestación extraordinaria se eleva a 5,25 millones de trabajadores, lo que representa el 27,2% de los afiliados a la seguridad social, según un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, (Ivie).

P. La pasada crisis financiera provocó importantes problemas de salud en la población. La pérdida de empleo, la reducción de ingresos y las dificultades para hacer frente a créditos e hipotecas provocaron numerosos problemas de salud. ¿Cuál cree que serán las principales dificultades psicológicas a las que estará sometida la población?

R. El momento más crítico se producirá cuando terminen los ERTE, porque entonces se comprobará qué trabajadores vuelven a incorporarse al trabajo con normalidad y los que quedarán en el paro porque algunas empresas habrán cerrado o reducido su actividad. Este momento provocará fuertes tensiones de ansiedad y desesperación en las personas afectadas.

P. Según un estudio recientemente publicado por el Ayuntamiento de Madrid, el impacto de la crisis del COVID-19 está afectando de desigual forma a la población. ¿Quiénes considera que son los más vulnerables? ¿Cree que será necesario establecer medidas específicas de apoyo a ciertos sectores de la población?

R.Sin duda los más afectados son los profesionales sanitarios. El riesgo es tanto para su salud en general como por su salud mental. Algunos estudios apuntan que las enfermeras que están en primera línea son el colectivo más perjudicado. Lo prioritario es dotar a estos trabajadores con los equipos de protección necesarios y aumentar el número de profesionales para que no tengan que seguir con jornadas que requieren esfuerzos sobrehumanos.

“En la crisis financiera de 2008, cientos de miles de personas sufrieron gravísimos atentados a su salud tras perder sus casas o sus ahorros. Nunca se les compensó por ello”.

P. En relación con lo anterior, ¿cree que el gobierno debería reforzar los sistemas de atención primaria y, en particular, la atención psicológica?

R. Sin duda alguna. Los gobiernos, tanto el central como los autonómicos, deberían reforzar los sistemas de atención primaria y especialmente la atención psicológica. En parte estamos pagando ahora dolorosamente los recortes irresponsables de la sanidad pública efectuados durante la última década. Una muestra de la situación de urgencia en que nos encontramos es que los Colegios de Psicólogos están ofreciendo servicios voluntarios para atender a las personas más necesitadas en todas las comunidades.

P. La OMS ha equiparado el daño psicológico de la población al que acontece en catástrofes y guerras. ¿Cuál es su opinión al respecto?

R.Me parece muy acertada la comparación. Las colas que estamos viendo de miles de personas acudiendo a los bancos de alimentos y comedores sociales son una imagen que se corresponden con lo que ocurre cuando se producen catástrofes y guerras. Hay que tener en cuenta que esta crisis, también miles de personas están perdiendo la vida. En Estados Unidos, por ejemplo, los fallecidos superan ya los de la guerra de Vietnam.

P. ¿Cree que si, en los años precedentes se hubiese priorizado la inversión en programas de atención a la salud mental de la población, el impacto de esta crisis sería menor?

R.La salud mental es la gran olvidada de nuestro sistema de salud y nuestro sistema económico en general que prioriza ante todo la búsqueda de beneficios. En la crisis financiera de 2008, cientos de miles de personas sufrieron gravísimos atentados a su salud tras perder sus casas o sus ahorros. Nunca se les compensó por ello. Hay que reforzar los sistemas de atención a la salud mental, pero es mucho más urgente que evitar que se produzcan impunemente los agravios, los abusos, las estafas y los expolios que tanto daño han causado. Hay que democratizar nuestra economía, poniendo los derechos y la salud de las personas por encima de todo.

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