Antonio se sugestiona cada vez que pisa un banco, aunque la sucursal no pertenezca a la misma entidad en la que perdió su dinero. Más de 70.000 euros le fueron arrebatados de forma súbita y decidió echarse a la calle hace cuatro años. “En una ocasión me desmayé en la sucursal. Perdí el conocimiento y tuvo que venir una ambulancia a atenderme. Cuando entro a un banco, tan solo ver a los empleados ir de un sitio a otro me produce estrés y me sugestiono fácilmente. Esto no solo me costó los ahorros, también la salud en mi vida diaria”. Su testimonio da fe de algunas de las secuelas que han producido los fraudes financieros en la salud de los afectados. Ayer, decenas de ellos acudieron a la presentación del estudio Finanzas y Salud en Madrid, que tuvo lugar en la sede de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) en Madrid, con la colaboración de la Asociación en Defensa de los Accionistas de Bankia (AdaBankia).
Antonio cuenta su experiencia públicamente. Sin embargo, no todos quieren reconocer a una televisión que han sido objetos de un fraude. “La culpabilidad o la vergüenza juega un papel muy importante, por eso es complicado acceder a una muestra amplia. Nadie va diciendo por ahí que ha sufrido un fraude por parte de su banco de toda la vida”, explicó Milena Gobbo, psicóloga de la Fundación Finsalud y una de las responsables del desarrollo del estudio. Gobbo relató algunos de los testimonios que ha tenido que escuchar desde que en julio de 2015 Finsalud emprendiera esta iniciativa pionera en la que participan profesionales de la salud, abogados, profesores universitarios y miembros de asociaciones de usuarios financieros. También cuenta con la autorización del Comité de Ética del Hospital de la Paz. Según el profesor emérito de medicina preventiva y salud pública de la Universidad Autónoma de Madrid, Ángel Otero, según la legislación española “siempre que se trabaja con personas, los proyectos de investigación, si son serios, tienen que estar avalados por un comité de ética”.
“Yo he escuchado casos en los que el marido se plantea cómo contarle a su mujer y sus hijos que ha perdido sus ahorros. Es una situación muy difícil a la que los afectados se tienen que enfrentar”, expuso Gobbo, quien reconoció la dificultad para acceder a una amplia muestra porque hay una gran masa de afectados sumergida, oculta, al costarle reconocer lo que han sufrido. Según los datos preliminares del estudio –no definitivos- en un 85% de los casos, los afectados por preferentes reconocen tener una salud regular o mala, frente a la Encuesta Nacional de Salud en Madrid y Barcelona, que los cifra en un 20%.
“He perdido 116.000 euros. Pero no solo yo y mi marido. También mi hijo. Y eso es lo que más me duele y por lo que más sufro. Una de las cosas que más daño me hace es saber que mi hijo también ha perdido. Lo peor de todo es no poder dormir. He notado que no puedo concentrarme y me afecta al sueño”, reconoce una señora que no quiere relatar su historia frente a una cámara de televisión. “Además de que me pongo nerviosa, me altero cuando hablo de ello en público. A mí me ha afectado también en el carácter. Estoy irascible”, explica esta mujer con la voz entrecortada.
La afectación en el sueño o la mala calidad de éste es una de las principales secuelas de sufrir una pérdida súbita de dinero. Es mala o muy mala en un alto porcentaje. En lo que se refiere a afectados por hipotecas multidivisa, según estos datos aún preliminares, sólo un 40% duerme más de 7 horas al día. En el caso de los afectados por preferentes, sólo el 20%.
“España es un caso paradigmático”
Ante las cámaras de La Sexta, el patrono de la Fundación Finsalud, abogado y profesor universitario Fernando Zunzunegui, con más de dos décadas de experiencia en este campo, explicó cómo surgió la idea de emprender una fundación que explicara como los fraudes financieros han afectado a la salud de las personas. “Tras los 2.500 personas que han pasado por el despacho de abogados por fraude financiero, nos dimos cuenta de que estas personas compartían unos patrones, que no eran nada habituales en el resto de clientes. Algunos se mostraban muy irascibles, nerviosos, alterados, y dijimos que algo serio tenía que haber detrás”.
Zunzunegui aseguró que “España es un caso paradigmático para explicar este caso. En ningún otro país se ha producido que miles de pequeños inversores personas perdieran de una forma tan inmediata todos sus ahorros. El perfil es gente mayor, en su mayoría jubilados o a punto de jubilarse, que ha visto cómo se esfumaban los ahorros de la jubilación, de toda su vida, súbitamente”.
Texto y fotos de Rubén Martínez